¿Qué son el ello, el ego y el superyó?

¿Qué son el ello, el ego y el superyó?

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¿Qué son el ello, el ego y el superyó?

En la década de 1920, el neurólogo y psicólogo austriaco Sigmund Freud introdujo por primera vez la idea del yo, el ello y el superyó como los componentes básicos de la personalidad humana. En lo que respecta a Freud, estos tres elementos contribuyen a cómo vemos e interactuamos con el mundo. La interacción entre el ello, el ego y el superyó también influye en por qué los humanos actúan como lo hacen. Esta teoría se llama modelo estructural de la psique de Freud.





El secreto de la identificación

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Según Freud, el ello es la raíz de nuestra energía psíquica. Esta parte de la psique reacciona por instinto y necesidades primitivas: hambre, deseo, deseo sexual y agresión. El ello existe exclusivamente de acuerdo con el 'principio del placer' y toma todas sus decisiones basándose en él. Podríamos referirnos a esto como gratificación inmediata, independientemente de las consecuencias.



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La influencia del Principio del Placer significa que si el ello quiere algo y no lo obtiene de inmediato, puede crear un estado de ansiedad o tensión. Freud creía que los humanos nacían con este impulso, ya que así es como operan los bebés. Un bebé se rige completamente por la identificación y requiere una satisfacción inmediata; si no la obtiene, llora hasta que lo consigue. Esta reacción es esencial para sobrevivir a una edad temprana.

¿Joven para siempre?

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A medida que los humanos envejecen, aprenden a controlar su identidad. Aunque siempre ejerce su influencia sobre la personalidad, particularmente cuando persigue el placer, se ve atenuada por la interacción del ego y el superyó, que juntos permiten a las personas comportarse de maneras razonables y socialmente aceptables.

Ego, Ego, Ego

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Según Freud, el yo se desarrolla a partir del ello. Es la parte de la personalidad humana que se encarga de lidiar con la realidad y se desarrolla a medida que crecemos. El ego existe según el 'principio de realidad', la capacidad de medir los pros y los contras de una situación antes de actuar por impulso.



Un ego muy razonable

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El principio de realidad instruye al ego a medir los costos y beneficios antes de hacer algo. El ello nos alerta de nuestro deseo de algo, y el ego retrasa la gratificación hasta el momento adecuado para satisfacerla. Freud comparó el ello y el ego con un caballo y su jinete. El jinete (el ego) puede controlar y guiar al caballo (el id) hacia donde puede comer y beber y así satisfacer sus necesidades.

Gratificación retrasada

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La forma más fácil para que el ego gobierne el ello es creando una situación de gratificación retrasada. Imagina que estás en medio de una reunión y tienes hambre. La identificación le animará a levantarse inmediatamente y buscar algo para comer. Sin embargo, el ego puede controlar la situación retrasando la gratificación y haciéndole saber a tu identificación que pronto habrá comida. Y entonces esperas hasta el final de la reunión y vas a almorzar. El ego encuentra y localiza una opción del mundo real para satisfacer las necesidades del ello.

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A lo largo vino el superyó

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El superyó es la parte de la personalidad donde mantenemos nuestra moral y ética. Es el hogar de nuestro sentido interiorizado del bien y el mal que obtenemos de la sociedad, los cuidadores y la comunidad. Según Freud, el superyó comienza a desarrollarse alrededor de los cinco años. Esta parte de la psique también es la forma en que determinamos las pautas para los juicios y la toma de decisiones.



Partes del superyó

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El superyó ayuda a mantener nuestros comportamientos bajo control gracias a su naturaleza dual. El Ego Ideal es el estándar de oro del comportamiento personal. Sabemos que si nos comportamos de esta manera, sentiremos orgullo, satisfacción y realización. La conciencia es el guardián de nuestros peores comportamientos. Sabemos que si cruzamos nuestra conciencia, sentiremos culpa, vergüenza y remordimiento. El superyó toma todo sobre cómo nos comportamos y establece un estándar idealista para ser el mejor yo posible.

Una cuestión de equilibrio

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La creación de Freud del ello, el yo y el superyó trataba de explicar el comportamiento humano. Si bien cada uno de ellos es responsable de una parte diferente de nuestro comportamiento, no son entidades separadas. En cambio, interactúan regularmente y se anulan entre sí. Cuando funcionan sin problemas, Freud creía que una persona podía disfrutar de una vida pacífica y un sentido equilibrado de sí mismo.

Caminando por la cuerda floja

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Sin embargo, si las interacciones entre el ello, el yo y el superyó se vuelven demasiado difíciles, esto puede provocar un conflicto interno. Freud acuñó la frase 'fuerza del yo' para describir cómo el yo puede seguir funcionando y existiendo en el mundo real, a pesar de la lucha entre el ello y el superyó. Como lo vio Freud, una persona con la fuerza del ego permanece equilibrada. Con muy poca fuerza del ego, pueden volverse perturbadores y caóticos o demasiado inflexibles.